El déficit de vivienda y sus altos costos son un problema mundial. Una alternativa viable para atender una demanda habitacional creciente, puede ser volver la mirada hacia antiguos sistemas constructivos tradicionales.
UN-HABIT, programa de las Naciones Unidas, calcula que para el 2030, 3 billones de personas, equivalente al 40% de la población mundial, necesitará acceder a una vivienda. Esto se traduce en una demanda de 96.000 unidades diarias. Según Global Property Guide, Chile se ubica en el 5 lugar con el mayor aumento de variación de costo a la vivienda en el tercer cuarto del año 2019, con un 6,5%. Es una necesidad mundial desarrollar métodos para construir hogares con presupuestos, mano de obra, materiales y tecnologías limitadas.
El adobe, el tapial, la mampostería en piedra y la quincha son sistemas constructivos ancestrales, aún en uso. Este último consiste básicamente en un sistema constructivo formado por marcos o bastidores de madera al cual se le integran fibras vegetales, como lo pueden ser ramas o caña a modo de soporte para recibir cargas de mezcla de barro en varias capas, permitiendo construir un tabique solido y con su sumatoria, un volumen estructurado habitable. El origen de la palabra quincha proviene del quechua, quinzha o kencha que significa “cerrar”, “cerco” o “corral”. Durante la colonia, los españoles introducen en Sudamérica la construcción de edificios mayores, utilizando principalmente albañilería de ladrillo y piedra y elementos como los arcos y las bóvedas. En el Perú, los terremotos de 1687 y 1746, impulsan el uso de la quincha, situación que se generaliza durante la república. Entre el año 2013-2014 Fundación Altiplano ejecuta un Programa PEL Corfo que permitió desarrollar el prototipo “chacra patrimonial turística” en el sector de Vila Vila en el valle de Codpa. Este diseño y posterior construcción, propone integrar equipamiento nuevo a un terreno agrícola centenario entorno al río Codpa. El plan maestro del proyecto propone un sector de cabañas sobre la parte alta de la propiedad ubicadas sobre terraplenes con muros de contención de pirca de piedra, un sector con tinajas de agua caliente en medio de la chacra, una bodega de vino y un sector de camping junto al río.
El trabajo de arquitectura se inicia con la aplicación del Método Valor + Daño = Actuación patrimonial Sostenible de Fundación Altiplano, que declara 3 etapas claramente diferenciadas en su proceso; relevamiento de valor patrimonial, daños al valor patrimonial y finalmente propuesta de actuación sostenible del valor afectado. Tras varias reunirse con los propietarios, se acuerda el diseño y construcción de unidades con un dormitorio con un baño y un área exterior de estar bajo un sombreadero. El trabajo de construcción se realiza en modalidad escuela taller, ofreciendo empleo + aprendizaje al equipo de obra compuesto por integrantes de la comunidad del valle de Codpa. Se propone basar las cabañas con fundaciones de piedra que incluyan un muro en 2 tramos de altura que permitan contener el desnivel de terreno y a su vez se integren como cierre interior y exterior de estas. Para la propuesta de envolvente de muros, se propone la quincha consistente en la elaboración de un marco rígido de 4x2” de pino impregnado el cual incorpora un segundo marco interior de 2x2 pulgadas tanto para diagonalizar los paneles como para recibir el entramado de caña que servirá como soporte del barro que funcionará como relleno de los muros. El relleno de barro se realizó utilizando material local mejorado incorporando la dosificación necesaria de arena, arcilla, paja y baba de tuna. La propuesta para la cubierta, corresponde a la típica solución tradicional que se encuentra en el valle y en otras zonas del altiplano, consistente en techos con estructura de rollizo o madera dimensionada, sobre el cual se instala un entramado en forma de rombo de caña amarrado con tientos de cuero de vaca o cordero, dos capas de estera de totora para finalmente culminar el techo con una torta de barro. Para el piso se instalan piedras tipo laja que se encuentran en canteras locales, la cual se instala con mortero de cal y arena, con emboquillados o juntas del mismo material. En el caso de este prototipo las instalaciones de agua y electricidad, son embutidas siendo el sistema de quincha flexible para este propósito. Por otro lado, la cabaña es completamente autosuficiente, con sistema de agua caliente y electricidad mediante paneles solares.
Dentro de las ventajas de la quincha, destacan su bajo costo (12/uf/ m2) debido a la utilización de materiales mayormente del lugar, el no requerir de maquinaria ni de mano de obra especializada. Por otra parte su comportamiento estructural antisísmico en relación al uso del adobe, el confort térmico por las características del material y la libertad geométrica que ofrece a los arquitectos o constructores al momento de diseñar.
EL ADOBE, EL TAPIAL, LA MAMPOSTERÍA EN PIEDRA Y LA QUINCHA SON SISTEMAS CONSTRUCTIVOS ANCESTRALES, AÚN EN USO.
Actualmente, Vila Vila recibe turistas extranjeros y nacionales, registrando 9,4 de calificación de usuarios en Booking, una de las mas altas de la región con tarifas por alojamiento significativamente por sobre la media del valle. La quincha es una alternativa como sistema constructivo viable para atender la demanda creciente de viviendas y otros usos, frente a un mundo que agota sus recursos, lo que obliga a proponer soluciones sostenibles y que además contribuyan a mejorar la calidad de vida, la identidad y el desarrollo de sus usuarios y comunidades.
Por Andrés Aninat
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