Para subir a lo Alto, hundir los pies en la Tierra... La frase estaba escrita en chino en un gimnasio de Kung Fu tradicional en algún lugar del mundo. Hoy está escrita en la sala Juanita Crispín de la Escuela Sarañani de la Fundación, que recuerda a nuestra amiga y compañera restauradora, la Juanita, de Socoroma, que se formó en escuela taller restaurando su templo, su arte, su pueblo ancestral.
Desde el año 2000, a partir de la solicitud de apoyo de comunidades andinas de Arica y Parinacota que querían preservar sus valiosos templos, la Fundación Altiplano se dedica a acompañar a comunidades andinas y rurales que necesitan conservar patrimonio y recuperar la vida digna y sabia de los abuel@s, en armonía con las personas y la Naturaleza, aquello que hoy llamamos pretenciosamente “Desarrollo Sostenible”. Entre 2003 y 2019, gracias a la persistencia de las propias comunidades y al apoyo de donantes y del Gobierno de Chile, se ha logrado instalar una política pública regional dedicada a la conservación de los templos andinos de Arica y Parinacota, la Ruta de las Misiones-Saraña. A la fecha se ha logrado completar muchos proyectos de restauración de templos y poblados patrimoniales, ejecutados siempre en sistema de Escuela Taller, con trabajo + aprendizaje para las propias comunidades. Hoy, las comunidades de los templos se han organizado para liderar ellas mismas este plan patrimonial sostenible, desde su visión y liderazgo ancestral. En el camino, entre errores y aciertos, está el aprendizaje profundo del sentido de la conservación o la revolución del patrimonio: El valor del patrimonio es holístico y esencial, integra naturaleza y cultura, no está definido por UNESCO ni académicos ni estados, sino por las propias comunidades que custodian sus tesoros naturales y culturales desde sus necesidades profundas, desde su saber y cosmovisión ancestral. Conservación es sostenibilidad: ante el crecimiento económico sin sentido, estos tesoros de las próximas generaciones están en serio riesgo de desaparecer y su conservación es una necesidad urgente. Son las propias comunidades las llamadas a liderar la conservación de sus tesoros y enseñarnos a tod@s a que es posible un caminar en paz hacia el futuro, desde la raíz y el origen.
A este aprendizaje logrado desde el trabajo colaborativo, restaurando con barro, piedras y paja brava, respetando las costumbres y mirando al futuro desde el origen, le hemos llamado el modelo Conservación Sostenible en Comunidad, que está en la base de esta escuela que nos convoca. La escuela pretende destacar el saber de personas y comunidades andinas que son voces maestras para lograr un desarrollo más justo y sostenible del planeta, en comunidad. A partir de este año 2019, nuestra labor de acompañamiento a comunidades y organizaciones andinas, se focaliza en la Escuela de Conservación Sostenible Sarañani! (Caminemos!, en aymara), que tiene como propósito la promoción integral de personas y comunidades andinas y rurales para enfrentar el desafío de conservación y desarrollo sostenible del planeta. La escuela se ofrece en la sede de Arica de la Fundación Altiplano, un espacio de trabajo y aprendizaje compartido con comunidades y organizaciones aliadas. Y se ofrece también en los pueblos donde restauramos, en el paisaje andino. El programa se va construyendo participativamente, desde los requerimientos de las comunidades y organizaciones aliadas y las competencias propias de la Fundación Altiplano, abarcando temas-desafíos como restauración natural, recuperación de oficios y cultivos tradicionales, liderazgo andino, descolonización cultural, desarrollo económico local y sostenible. La escuela estructura su programa en torno a 5 temas fundamentales en el camino-desafío de conservación: Naturaleza-Pachamama, Habitar-Utjaña, Alimentación-Manq’a, Arte-Yäpa y Comunidad y Desarrollo-Ayni. Desde estos temas, se generan Talleres, Seminarios, Diplomados, Viajes de Aprendizaje, Misiones de Conservación y la Escuela Virtual, con contenidos disponibles en el sitio web de la Fundación Altiplano. Invitamos con entusiasmo a más personas, comunidades y organizaciones a sumarse a la Escuela y compartir el desafío de conservación y desarrollo sostenible, inspirados en el saber de las abuelas y los abuelos. Que sea en buena hora, Sarañani!
Por Cristian Heinsen
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