Por João Boto Caeiro. Charla Maestra “Tierra, akitektura del futuro”. Link video: https://youtu.be/3sjThdbJBWI
Cuando llegamos a Oaxaca junto a un grupo de amigos, hace casi 11 años, encontramos un panorama diverso de arquitecturas que nos hizo recuperar el gusto por la disciplina. Después de terminar la carrera en Europa, ninguno de nosotros quiso trabajar en arquitectura porque nos imaginábamos una vida tras el computador. En México, en cambio, encontramos que las formas de construcción ancestral aún existen y eso nos motivó a compartir con varias comunidades para aprender de ellos. Comenzamos haciendo una pequeña capilla, y hoy tenemos un taller que recibe personas de todo el mundo, con quienes compartimos estos últimos años.
Investigando en Oaxaca encontramos algo increíble para nosotros: el nopal, además de encontrarse en la bandera mexicana y ser un alimento ancestral que persiste hasta hoy, sirve también para hacer aplanados. Nos sorprendió como algo tan simple que nos sirve para comer también nos sirve para hacer arquitectura. A partir de ahí, empezamos a usar las formas de construcción local y a experimentar con el adobe. Es increíble que llenando un agujero con agua, paja, aserrín, excremento de burro, y otros elementos, podemos hacer un material que ha construido edificaciones por todo el mundo. El procedimiento que seguimos es hacer el hueco, poner la tierra y la mezcla, dejamos secar en el molde y pasado 15 días hacemos un “juan resistencia” (prueba para verificar que el ladrillo resista el peso de un adulto de pie) para comprobar que está listo para utilizarse.
Esta forma de construcción nos enamoró y desde entonces hemos trabajado todo lo que podemos con materiales de tierra. Claro que también trabajamos con concreto, fierro y otros materiales, pues no somos fundamentalistas de la tierra, pero es un material que utilizamos siempre que es posible y tiene sentido.
En Oaxaca también encontramos otra forma de construcción interesante, el bla o muro a la negra, en el que las personas toman la tierra, la deshacen, la mezclan con hojas de pino y construyen. En estas edificaciones se puede ver que las blas lucen verdosas y la gente dice que su casa es una extensión del planeta. Siempre tienen el tema de la humedad debajo de sus casas, pero son casas que se usan en la sierra y son muy bonitas de vivir y de conocer.
Texturas urbanas de Oaxaca
Durante los últimos años hemos trabajado en muchas iniciativas en comunidad y desde hace un año empezamos un proyecto que nos gusta mucho: “pinta tu casa del color de tu tierra”. Es un proyecto que empezó con un pintor de Oaxaca, Guillermo Olguín. Siempre decíamos que la tierra hay que trabajarla desde el origen, pero luego pensamos: qué tal si utilizamos los aplanados de tierra en las casas de concreto de las colonias, que es una de las imágenes que se ven todos los suburbios del mundo. Simón Vélez, arquitecto colombiano, decía que ésta es la verdadera arquitectura internacional, porque es la que está en todos lados y no es la de las revistas. Es la que la gente construye en su forma, sin arquitectos, sin técnicos. Van construyendo como pueden, como quieren y como les acomoda.
Probamos el proyecto en una pequeña colonia local. En cuatro meses, actualmente llevamos 10 casas y queremos lograr 100 para ver cómo queda con los varios colores de tierra de Oaxaca. A través del trabajo de aplanado en los muros de bloques queremos construir una nueva imagen urbana. Desde que iniciamos el proyecto, hemos podido observar cómo la iniciativa se está masificando entre los vecinos, quienes sólo han utilizado tierra que está alrededor, sin necesidad de transportar nada.
En el centro histórico de Oaxaca, ciudad patrimonio de la UNESCO, hemos hecho algunas intervenciones; entre ellas, una casita de adobe. Nos encontramos con varios problemas y la restauración tomó dos años en realizarse. Los muros estaban en mal estado de conservación pues tenían algunos problemas de grietas que logramos sanar con refuerzos de ladrillo sobre el adobe. A partir de la restauración, logramos recuperar los sistemas tradicionales de aplanado de tierra, pinturas de tierra, canales de piedra antiguos y la casa retomó su imagen tradicional. Para las puertas de madera, reciclamos las vigas antiguas que ya no tenían resistencia para aguantar la estructura de la techumbre y las convertimos en madera para hacer todas las puertas y ventanas del edificio actual.
Nampula, Mozambique
Hace dos años y medio nos contactó un grupo de personas de la ciudad de Nampula, en Mozambique, con un proyecto increíble de capacitación de posgrados para mujeres llamado Girl Move. La iniciativa se diferencia de los proyectos comunes que enseñan cursos de elaboración de pan, corte y confección, o los microcréditos para emprendimientos. Este proyecto, en cambio, buscaba preparar a mujeres para ser presidentas, líderes de la ONU y trabajar en empresas. Su creadora, Luisa Amaral, nos invitó a diseñar y construir el edificio para la escuela de posgrado.
Llegando al norte de Mozambique, nos encontramos con una forma local de producir ladrillos muy interesante. La técnica del ladrillo quemado sobre la tierra siempre ha sido muy criticada, ya que produce demasiado humo, es muy contaminante y es uno de los recursos que el lobby de la construcción utiliza para justificar el uso de cemento en lugar del ladrillo tradicional.
Para fabricar estos ladrillos, las personas del lugar hacen hornos con un aplanado de tierra, dejando varios huecos para poner la madera. Esta técnica permite un ahorro de leña de cerca de un 70% para la cocción de los ladrillos. Para su aplicación, se pone toda la madera dentro y al cabo de un día se quita el aplanado de tierra, y los ladrillos salen quemados por dentro y perfectos para su uso. Esta es otra manera de usar la tierra cruda y el grado de liberación de CO2 a la atmósfera es mucho menor de la forma tradicional de quemar.
Este proyecto nos dio muchísimo gusto porque teníamos muy poco dinero y cerca de un 80% del edificio se construyó con materiales del lugar. La tierra que escarbamos para hacer el edificio fue usada en los ladrillos, los que se pegaron con una mezcla de cal y arena que se encontraba cerca. Casi todo el edificio es de ladrillo debido al poco presupuesto con el que contábamos, pero logramos construir un área tres veces más grande de lo esperado.
Las maderas son otro tema muy interesante. No requerimos de tornillos, sino que utilizamos un tipo especial de madera, llamada madera hierro, en lugar de clavos. A esto, sumamos que fueron los mismos estudiantes quienes nos ayudaron en la construcción de la escuela, convirtiéndolo en un proyecto muy especial.
Etla Escuela
En Oaxaca estamos trabajando actualmente en la fase 2 de un proyecto que comenzamos hace dos años con el maestro Toledo en la escuela secundaria Etla, que hemos construido totalmente con adobe. Tuvimos una batalla muy grande con la SEP y la IOCIFED para que aprobaran la construcción de una escuela modelo con métodos tradicionales. En México casi todas las escuelas en comunidades rurales son iguales, empleando el concreto como material principal.
Tras enfrentar al lobby de las constructoras y a la corrupción de las instituciones, logramos la autorización para utilizar métodos tradicionales. La fase 2 del proyecto, que apenas estamos comenzando, tiene un costo un poco más elevado de lo común para una escuela de este tipo, ya que agregamos un corredor y algunos elementos que buscan entregar mayor dignidad a la escuela, en respuesta a una solicitud de la comunidad, pues ellos piensan que los niños dejan de estudiar porque las escuelas son feas. El tema se conversó con la comunidad y se acordó trabajar en un diseño que fuera acorde a la identidad local. Ha sido muy interesante ver cómo algunos vecinos están adoptando estos métodos tradicionales en sus construcciones, pues había un desprestigio del material y la norma en la localidad, pero cuando una escuela u otro edificio público es construido en tierra, cambia la percepción del material entre la comunidad. Los vecinos asociaban la tierra como un material de pobres, sin embargo, como arquitectos y arquitectas podemos cambiar el concepto y demostrar que es un material que no tiene nada que ver con el estatus y que además tiene una gran funcionalidad.
Graficamos parte de este proyecto con fotografías del equipo en el taller. En ellas no se distingue quién es arquitecto, albañil, ingeniero o estudiante, porque todos trabajamos en un mismo canal y con una meta en común. El trabajo de todos estos años con las comunidades nos ha enseñado muchas cosas y nos gusta colaborar con ellos para que la sabiduría quede en ellos y en nosotros. El trabajar con estudiantes es algo muy importante también, y hemos visto en nuestros 10 años de trayectoria que muchos de ellos están en cargos que les permiten tomar decisiones en los territorios de sus comunidades, generando un cambio no sólo en un edificio, sino en su entorno, en la academia y haciendo que la tierra recupere su lugar.
Como arquitectos, hacemos miles de diseños, pero los albañiles, carpinteros y maestros se llevan nuestros respetos, porque son ellos quienes hacen realidad las construcciones que vemos en las fotos y que tenemos en conferencias y congresos.
*João Boto Caeiro, Arquitecto y artista. De origen portugués, residente y profesor en la Facultad de Bellas Artes de Oaxaca, México. Fundador y arquitecto asociado de RootStudio.
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